El visitante siniestro

4 Abril 2017
Sección: Historias de ultratumba Tampico
El visitante siniestro
Vanessa Gutiérrez/Ordenador
Freda sintió un frío helado en su
recámara. Nuevamente se manifestaba ese visitante siniestro. Ignoraba por qué
la visitaba o al menos no quería recordar qué había motivado que ese ser
malévolo llegara ante ella del más allá.
Muchos de nosotros creemos que los
temas relacionados a la brujería, espantos, parapsicología y sesiones espíritas
es cosa de juego y pululan por ahí grupos de amigos que se reúnen para alterar
la paz de los muertos.
Freda tenía una vida tan normal que
se comparaba con la de cualquier chica con 20 años, con idas al café, al antro,
estudiar, ver pelis y jugar fútbol o béisbol con las amigas. Entre las cosas
osadas estaba ir a la playa de Miramar a surfear o hacer camping en Tamasopo.
Nunca creyó que aquella noche de
hacía unos 8 meses la marcaría por siempre al estar siendo molestada por un ser
malvado que había sido llamado en una sesión espírita en una casa antigua de
Tampico.
Una tarde en el café Degas del Centro
me platicó que casi no dormía por la aparición de este visitante siniestro que
no sabía cómo había llegado a su casa; estaba realmente alterada porque no
sabía hacia dónde iba a desembocar todo esto que le estaba pasando. Le pregunté
si había "jugado" a la ouija, si había estado en una "excursión"
en el cementerio municipal o si por alguna razón sabía si alguien le estaba
haciendo "un trabajo de brujería" por envidias o algo así. En todo me
dijo que no, que no le gustaban esas cosas. Quedamos de vernos en unos 15 días
para ver qué se podía hacer.
Ella me contaba que cada vez que una
atmósfera helada cubría todo su cuarto ella sentía una necesidad de despertar
así estuviera muy cansada, y entonces se tapaba con su cobija para no ver nada
de lo que pensaba era algo tenebroso. Una noche pudo ver cómo una estela negra
estaba al pie de su cama. Era como una bola de humo negro informe sin rasgos
aparentes, fue escalofriante esa experiencia que ya no pudo dormir aunque se
mantuvo con los ojos cerrados.
Habían pasado unos seis días y Freda
me llamó. Recordó que hacía unos ocho o nueve meses había estado en una reunión
de unos amigos que estaban llamando unos espíritus en una casa muy antigua de
Tampico. ¿No qué no? Me respondió que eso había pasado hace mucho tiempo, pero
le dije que esos seres no están atados al tiempo. A ella se le había olvidado
pero a ellos no o al menos a ese ser oscuro no.
Ella me platicó que en una noche fría
de diciembre en una casona muy vieja de Tampico con cuatro amigos más
estuvieron en lo que parecía una sesión para llamar a espíritus. Me dijo ella
que no estuvo en la sesión, se mantuvo
en el cuarto contiguo pero escuchó todo, y que cuando vio lo que parecían dos
fantasmas, un viejo y un niño, sintió tanto miedo que estaba temblando. Pero
que ella no hizo invocación alguna. Le hice el comentario que su temor la había
hecho vulnerable y que había sido presa de esos seres que se alimentan
precisamente de las personas débiles.
Como no me parecía lógico que dos
seres fantasmales se le presentaran como una estela oscura y siniestra al poco
tiempo en su casa, le dije que era muy probable que un ente diabólico hubiera
aprovechado que sus amigos abrieron un portal para la manifestación del viejo y
el niño para hacerse presente. Como fue la más débil de la noche era la más
propicia para que el ser se mantuviera en este mundo.
Le recomendé que enfrentara sus
miedos, ya que ese temor alimenta al ser malévolo, que acudiera a la Iglesia,
hiciera oración ante la Virgen de Guadalupe, se comprometiera durante unas
semanas a hacer oración en su casa en la mañana y antes de dormir, que tuviera
pensamientos positivos.
Freda ha recuperado su alegría. Ya sabe que con el más allá no se juega. El ser siniestro y oscuro al parecer por ahora perdió esta batalla con la luz.